Panorama de la Siempre Nueva Narrativa Norteamericana
Patricio Pron
Escritor, traductor y crítico, es considerado uno de mejores escritores en español de su generación. Ganador del Premio Alfaguara de novela 2019 por Mañana tendremos otros nombres
Crédito foto: AJ
Autor de La parte inventada, La velocidad de las cosas y Jardines de Kensignton, la obra de Rodrigo Fresán ha sido alabada por autores de la talla de Roberto Bolaño, John Banville o Enrique Vila-Matas. Colabora en diferentes medios de comunicación, como el diario argentino Página/12 y la revista Letras Libres y el diario ABC e imparte conferencias sobre Ficción y Literatura.
Rodrigo Fresán nació en Buenos Aires en 1963 y vive en Barcelona desde 1999. Es autor de Historia argentina (1991); Vidas de santos (1993, Debolsillo 2007); Trabajos manuales (1994), Esperanto (1995, Literatura Random House 2011); La velocidad de las cosas (1998, Debolsillo, 2013); Jardines de Kensington (2003, Debolsillo, 2012), que obtuvo el Premio Lateral de Narrativa, fue finalista del Premio Lara de Novela, y ha sido publicada en Alemania, Brasil, Estados Unidos, Francia, Holanda, Italia, Reino Unido y Rusia con gran éxito de crítica; El fondo del cielo (2009, Debolsillo 2011), La parte inventada (Literatura Random House, 2014) y La parte soñada (Literatura Random House, 2017). Ha traducido y prologado las obras de John Cheever, Denis Johnson y McCullers, entre otros. Colabora en diferentes medios de comunicación, como el diario argentino Página/12 y la revista Letras Libres y el diario ABC.
Panorama de la Siempre Nueva Narrativa Norteamericana
Cómo se hace un/este escritor
Aquí el autor como broma infinita
Rodrigo Fresán es un escritor maravilloso, heredero directo de Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges, pero con su propia voz y de su propio tiempo, con una fértil imaginación, atrevido y dotado de una visión tan divertida como profunda.
Para aquellos que no se resignan a que la literatura latinoamericana sea nada más que el realismo mágico hot, el descubrimiento de Rodrigo Fresán se impone como la elección ideal. Como Borges y como Cortázar, este joven narrador es específicamente argentino y, por lo tanto, habla y escribe acerca de todo: de sus obsesiones y de su existencia desdoblándose siempre en autor y actor. Fresán invoca a Proust, pero a un Proust dotado del odio jubiloso de Céline.
De extraordinaria versatilidad, los libros de Rodrigo Fresán son indagatorios, distintivos y gozosos. Su prestidigitación formal pone al día la novela, no sin deslumbramientos.
La parte soñada, de Rodrigo Fresán, es una lectura por momentos tediosa e intimidante, pero también deslumbrante sobre los sueños y el fervor por los libros.
Fresán suministra actualizaciones de esas aplicaciones narrativas que traemos instaladas de fábrica: la imaginación, la ensoñación, el recuerdo.
La parte inventada ha despertado toda mi atención y admiración. Hay tiniebla en él, pero acoge luces en su interior, porque es brillante su prosa dirigida a lectores de antes; prosa que arde al modo de un cohete que como una araña explotara entre las estrellas y que incendia en su afán por extremar el estilo, la voz propia, y así de paso, como quien no quiere la cosa, maniobrar como si nada se hubiera colapsado en el mundo editorial y Nabokov siguiera, imperturbable, moviendo alfiles en los atardeceres de Montreux, es decir, se pudiera seguir escribiendo como en los buenos tiempos.
En La parte inventada no hay nada innecesario; su extensión es la que su autor requiere para hacer algo muy difícil en estos tiempos: demostrar que la literatura es aquello que convierte nuestra vida en algo más que una agotadora preparación para la muerte, en la única parte de ella que tiene «alguna estructura, alguna belleza» para algunos de nosotros.
Rodrigo Fresán quería escribir «una gran novela» y lo ha conseguido. La parte inventada es una obra cargada de ambición que desmiente que la literatura esté en crisis.
Presumo de ser quien más veces ha releído La velocidad de las cosas, un libro escrito en clave infinita y en el que Rodrigo Fresán noveliza su vida, pero también nos cuenta lo que pudo haber pasado, lo que no pasó y lo que ocurre cuando no se sabe si algo ocurrirá alguna vez.
Jardines de Kensington es una delicia.
Con Jardines de Kensington, Rodrigo Fresán se confirma como uno de los autores fundamentales de la literatura en lengua española.
Rodrigo Fresán es una referencia imprescindible a la hora de hablar de la nueva narrativa hispanoamericana.
El estilo de Fresán es una fiesta para nuestra sensibilidad. Y esta historia, la historia de los Jardines de Kensington, es una novela poderosa y perturbadora, un comentario memorable sobre la condición humana.
Si tuviera que resaltar sólo una de las muchas cualidades de Rodrigo Fresán, sin duda elegiría su inteligencia, ese “laboratorio” donde ha urdido los mapas de Jardines de Kensington.
Este país se vuela, se va, se pierde. Puede ser. En Esperanto, la novela de Rodrigo Fresán, la Argentina es algo ocurrido y enterrado, un enigma, un dudoso objeto de cuidadosa memoria. Fresán lo ve así y elabora un presente difuso que transcurre en un futuro ya pasado.
Pocas novelas tan apasionantes he leído en los últimos años. Con Mantra es con la que más me he reído, la que me ha parecido más virtuosa a la vez que más desvergonzada; su carga de melancolía es inagotable, pero siempre está asociada al fenómeno estético, nunca a la cursilería ni al sentimentalismo siempre en boga en la literatura en lengua española.
Escritor, traductor y crítico, es considerado uno de mejores escritores en español de su generación. Ganador del Premio Alfaguara de novela 2019 por Mañana tendremos otros nombres
Ganador del Premio Alfaguara y Premio de la Crítica con El viajero del siglo
Físico, narrador y poeta, autor del fenómeno literario Proyecto Nocilla, que lo convirtió en un referente de las letras españolas